Les voy a contar una pequeña anécdota que he vivido durante las últimas semanas. Entiendo que a ustedes no les hará gracia, o al menos tanta como a mi, pero aún así considero que he de contarla, ya que incluso podría tener cierta moraleja.
Hace ya poco más de un mes, victoria de España sobre Paraguay si no recuerdo mal, estaba bastante perjudicado por el alcohol y fui a un bar con un amigo. Todo normal, hablando con la gente, bebiendo, risas y fiesta. Resulta que me encontré con una chica que había conocido años atrás de fiesta. Hola, algunas risas, algún ¿qué tal? y adiós. O eso, a grandes rasgos, recuerdo yo. Es posible que yo hablase también con alguna de sus amigas, pero sinceramente, está bastante borrosa esa noche en mi memoria.
Pasó una semana. Volví al bar. Con otro amigo y una amiga. No tan perjudicado por el alcohol, encontré gente que había conocido la semana pasada. De buenas a primeras, noté un golpe, me giré y vi a una chica, desconocida en ese momento para mi. Le pregunté que por qué hizo eso. Al parecer nos conocíamos, de la semana anterior. Algún intercambio de palabras sobrias, - una chica simpática - pensé. Terminé de beber, adiós, me voy de fiesta. Fin de la historia.
Otra semana más. Mismo bar, viernes noche. Esta vez fui con casi todos mis amigos. Un grupo bastante grande. Hubo un momento que me quedé sin sitio y vi a esas chicas que me había ido encontrando semanas atrás. Pensé que sería un buen momento para estar un buen rato hablando con ellas. Muy agradables ellas, un rato divertido. Mis amigos me avisan que se van de fiesta. Les digo que yo me quedo, me tomo una más y me voy a casa, estoy cansado. Les propuse a ellas que fueras al sitio donde estaban mis amigos, era más cómodo y espacioso. Ellas se adelantan y yo me quedo hablando con un amigo. Me acerco a donde están ellas, sigo hablando, me tomo una más, y para casa.
Día siguiente. Sábado noche, mismo bar. Mi único amigo que debería seguir este blog al pie de la letra, y el que menos lo hace, me dice que ayer le pidió el número a X. Me señaló quien era X. Le dije que no, que esa no era X, que era la de al lado - hazme caso, yo las conozco- dije. Pasó un buen rato, y fui a saludar a mis nuevas amigas. Él se unió a mi al rato. Efectivamente, X había mentido a mi amigo la noche anterior y le había dado el nombre y el número de una de sus amigas. Bien, algo gracioso sin duda. Ahí terminó todo.
Al final de la noche nos quedamos mi amigo y yo con estas mujeres, que nos dijeron de salir con ellas, bien perfecto. Hablamos, risas, fiestas, lo típico.
Domingo postfiesta. Tío le volví a pedir el número a X. -¿En serio?- En serio, y la llamé anoche, no me lo cogió y mandó un sms preguntandome quien soy. -¿Qué le contestaste?- Esto: (Insertar aquí típico mensaje hiperlargo que nunca hay que mandar a una mujer).
No hubo respuesta a ese mensaje. Otra vez, X lo volvió a engañar. Otra vez, risas.
Pasaron dos semanas, lo que nos remonta a este viernes pasado. Mismo bar, mismos amigos. Las vi llegar. Algo perjudicados por el alcohol. -No hay huevos de ir y decirle que te de su número verdadero- Hubo huevos. Fue y se lo dijo. Vaya que si se lo dijo, le dijo hasta el no hay huevos. Me acerqué, y le dije a X -Tía, vuelve a engañarlo por favor, que así nos volvemos a reír- Me dijo que no, que esta vez era de verdad.
Día siguiente, sábado. -Tío, tienes que ver el mensaje que mandaron anoche- "No soy X, no vuelvas a llamarme a las cinco de la mañana o me cabrearé, su numero es xxxxxxxxx".
Mi amigo ha sido engañado hasta tres veces por la misma mujer. ¿Le volverá a pedir el número? Yo espero que sí. Aun así, este último mensaje es ciertamente desconcertante, ¿cómo sabía el/la supuesto/a desconocido/a que esa llamada iba para X? ¿Podría ser X tirándose un farol? ¿Sería una amiga de X que conoce ya sus artimañas? No lo sé, pero de todas formas saco una pequeña conclusión. Quien te engaña el viernes y te engaña el sábado, te engañará el domingo.