¿Por qué las tías buenas viene con novio de fábrica?

Siempre que ves a una tía buena, si no está agarrada a ningún maromo, a los pocos segundos pasa el pariento detrás de ella. No falla. Es una ley innata de la vida. Las tías buenas nacen con novio.

Como ustedes, lectores de mi blog, sólo le buscan defectos a mis entradas y siempre me intentan tirar por tierra mis grandes reflexiones de la vida, yo esta vez me adelanto y ya les contesto.

Es posible que un día de fiesta consigas hablar con una tía que esté buena. Obviamente se puede dar el caso. Pero el 87% de las veces (sí, la gente se inventa porcentajes para darse importancia), a los dos o tres minutos de conversación, la susodicha te suelta el típico comentario: El otro día con MI NOVIO (eso lo resalta bastante) blablabla. Ahí es cuando te está dando el game over y tu tienes dos opciones, o metes veinte duros más y lo vuelves a intentar o te vas a jugar a otra cosa. Si eres obstinado y lo vuelves a intentar, fallarás en un 94% de las veces, pues la mayoría de las tías no son adulteras, pese a que tu pienses lo contrario.

Pero esto no termina aquí, porque sé que tu estás pensando que una vez hablaste con una tía buena y NO tenía novio. Claro que se puede dar el caso. Todo existe en este planeta tan variado. Pero, y siempre hay un pero, si no tiene novio, tiene a la típica amiga malfo (de la expresión mal follada), que como su nombre indica, necesita más un polvo que tu, que hará lo posible por no quedarse sola. Exacto, lo que hará será joderte. ¿Cómo? Diciendole de ir al baño, a otra discoteca, mirandote mal para que te asustes de su cara de orco de Mordor, o incluso finiquitando la noche a las 2 porque mañana es domingo y tiene que ir a misa.

¿Verdad que tengo razón?

Tweet