Llegan a mis oídos las voces de ustedes, delirantes, pidiéndome que actualice el blog. Que llevo ya no sé cuantos días sin escribir. La excusa es fácil, no se me ocurría nada sobre lo que hablar. Y hoy, se me ocurrió sacar un tema que tengo en mente desde hace tiempo pero no sé muy bien por donde enfocarlo. El tema en cuestión gira en torno a la famosa frase: quiero que sigamos siendo amigos.
A toda pareja le suele llegar el día de dejarlo. Tras muchos tiras y aflojas por parte de ambos, de segundas oportunidades, de darse tiempo, de reflexionar, uno de los dos, o los dos, toma(n) la decisión de dejarlo. Y ahí en ese momento, después de pasarlo mal y todas esas cosas, alguno suelta, en general ella, "quiero que sigamos siendo amigos".
El primer error que le veo yo a esa frase reside en las parejas que antes no fueron amigos, que no pasaron por esa etapa. La gran mayoría de parejas que conozco, de la nada pasaron a ser pareja. Se conocieron, follaron, se gustaron y ale, parejita. Entonces, como pretendes seguir siendo amigo de alguien de quien nunca lo has sido. Es directamente imposible. Los más románticos pueden pensar que quizás puedes empezar a ser amigos. No digo que sea imposible, pero sí complicado.
Luego están las parejas que primero fueron amigos. Eran colegas y un día surgió entre ellos el amor. Muy bien. Pueden seguir siendo amigos. Pero, ¿es totalmente recomendable? Si yo no lo he querido dejar, pero ella me deja. Complicado que la vea como una amiga cuando me ha hecho ese daño. También es complicado. Aún así es más fácil que el caso anterior. E incluso es más fácil cuando ambos lo dejan de mutuo acuerdo, pero que sea más fácil que los anteriores no quiere decir que tenga una dificultad nimia, ni mucho menos. Igualmente es complicado, y a veces poco aconsejable. A veces creo que es mejor ir cada uno por su lado, acabar bien, pero cada uno por su lado. Por eso, creo que la frase quiero que sigamos siendo amigos no hay que decirla cuando lo dejas con alguien, si no simplemente esperar a ver si surge/preserva la amistad, porque una amistad no se tiene que forzar.